4 Ahau 3 Kankin (21 de diciembre de 2012)
28/12/12
25/12/12
El apocalipsis que nunca ocurrió puede provocar trastornos mentales
Si la predicción no se cumple, la reacción de la persona que se preparó para el fin del mundo puede ser impredecible, según expertos
Publicado: 25 dic 2012 | 11:45 GMT Última actualización: 25 dic 2012 | 11:47 GMT
Muchos esperaban que el 21 de diciembre llegara el fin del mundo pero no ocurrió. Sin embargo, los médicos advierten de que la confusión provocada sobre un posible apocalipsis puede tener consecuencias traumáticas a largo plazo.
Según Stephen Kent, sociólogo de la Universidad de Alberta (Canadá), por lo general este tipo de predicciones las hacen “líderes carismáticos que a menudo están asociados con sectas”. Si la predicción no se cumple, la reacción de la persona que se preparó para el fin del mundo puede ser impredecible, explicó.
Pero son diferentes las reacciones de los creyentes luego de un fallido día del juicio final. Por ejemplo, el predicador Harold Camping, quien predijo que el día del juicio llegaría en 1994, trasladó luego la fecha para mayo de 2011. Al final, el 'visionario' dijo: El fin del mundo en cualquier caso tendrá lugar en los próximos meses. Cuando la predicción no se cumplió, Camping señaló que el día del juicio había sido “espiritual” y se vio obligado a admitir su error.
No obstante, con el último 'fin del mundo', la situación era diferente ya que en gran parte el alboroto se originó en Internet, con un escenario diferente, por lo que no había una persona en concreto a la cual responsabilizar de las frustraciones. Aquellos que realmente creían es posible que sufran de problemas de salud mental y podrán seguir adelante con sus vidas exitosamente si tienen el apoyo de familiares y amigos.
Sin embargo, “los individuos aislados se encuentran en riesgo al no tener con quién compartir sus frustraciones”, señaló Kent.
23/12/12
«Me arrepiento de haber anunciado el fin del mundo»
- Patrick Geryl viajó por todo el mundo anunciando el Apocalipsis. «Diecisiete años después, me avergüenzo»
23 de diciembre de 2012. 23:48hB. V. Conquero. Madrid.
En 2006, las ideas de un astrónomo aficionado comenzaron a correr como la pólvora allende su país de origen, Bélgica. Patrick Geryl afirmaba que tenía datos científicos que apoyaban su teoría de que un cataclismo destruiría la Tierra el 21 de diciembre de 2012. Manejaba datos sobre el estado del sol, sus llamaradas, los cambios que sufría y afirmaba que, a medida que se aproximaba la fecha, la potencia de las tormentas solares aumentaba.
Geryl visitó España hace unos años. Sergio Ramírez, un survivalista catalán, fue a escucharle. Sus predicciones sobre la llegada de olas gigantes, del gran tsunami y de las repercusiones de las tormentas solares que se iban a incrementar a partir de esa fecha no le convencieron. Pero, «sé que algunos del grupo Supervivencia 2012 (una asociación que reunió a unas 200 personas y que querían construir un refugio para sobrevivir al fin del mundo) optaron por seguirle y se fueron con el a Suráfrica donde iban a construir unos búnkers», afirma. En la página oficial de Geryl, explica por encima como es el «Survival Place» donde Geryl y sus seguidores querían construir la «Nueva Civilización». Una idea que, como confirma el pseudocientífico a LA RAZÓN, ha desechado. «Nadie me creía y terminé por no creerlo yo. He ido comprobando que la actividad del sol hoy es nula y, por eso, ahora me siento avergonzado por anunciar que el mundo se acabaría el pasado viernes. Hoy no va a pasar nada y reconozco que me he equivocado». Además de África, otro de los lugares que había seleccionado Geryl era España. Aquí quería montar otro grupo, preparado para el Apocalipsis, pero no consiguió el apoyo necesario: «Nadie se interesó por mi plan», sostiene. Escoger el 21 de diciembre de este año como la fecha de destrucción de nuestro mundo no es baladí. Él también creía que coincidía con las profecías mayas, aunque ahora se retracte: «Es posible que esta civilización se confundiera en sus previsiones, ya que, como han explicado un par de investigadores alemanes, todavía quedan 104 años para que llegue el fin del mundo», explica Geryl.
Ahora, esta figura mediática, de 57 años, apenas sale de casa. Está enfermo. Sufre diabetes desde hace dos años y no puede alejarse de su insulina. «No podría prepararme como un survivalista, por eso me alegra saber que no termina el mundo y que aún me quedan unos meses más de vida». No era así hace menos de dos años cuando se recorría numerosos países de los cinco continentes para explicar sus teorías que, como le rebatían muchos científicos, nunca era capaz de probar. Él, sin embargo, insiste en que mucha gente le apoyaba y seguía sus teorías: «Numerosos ciudadanos me seguían, pensaban igual que yo, pero no fuimos capaces de ponernos manos a la obra y determinar una acción concreta», insiste.
Sus palabras desprenden el hastío característico de las personas que pelean por unas ideas y al darse cuenta de su fracaso, reniegan. Geryl llegó a copar numerosas páginas de la prensa internacional, no le tomaban en serio aunque consiguió un amplio número de seguidores que al final le dejaron en la estacada.
«¿Qué cree que debería hacer la gente el viernes 21?», le preguntamos días antes de llegara la fecha. «Cosas normales y que no se preocupen. Yo lo he hecho durante 17 años y no me ha servido de nada, sólo he arruinado mi vida».
21/12/12
Ciencia y mitos sobre el fin del mundo
Los científicos llevan años repitiendo que el 21 de diciembre no se producirá ningún fenómeno astronómico que ponga en peligro a la civilización humana. Los descendientes de los mayas niegan que sus antepasados predijeran tal catástrofe. ¿De dónde vienen los temores?
¿Predijeron los mayas que el 21 de diciembre de 2012 se acabaría el mundo?
Los estudiosos y los descendientes de esta civilización afirman que los mayas no predijeron que el mundo acabaría o se produciría ninguna catástrofe ni el 21 de diciembre de 2012 ni en ninguna otra fecha. Aseguran que cualquier afirmación en ese sentido es una mala interpretación de su legado, ya sea de forma involuntaria o con el objetivo de lucrarse. Es más, el 21-12-2012 será un día de celebración para el mundo maya, pues culminará el periodo conocido como '13 Baktún', dando comienzo a una nueva era.
¿Qué dice el calendario maya?
No tenían un único calendario. Los mayas tuvieron distintas formas de medir el tiempo. Una de ellas es la conocida como Cuenta Larga. Si se hace una correlación con el calendario gregoriano, este periodo comenzó el 11 de agosto de 3114 a. C. y terminará el 21 de diciembre de 2012, aunque otros autores se basan en una correlación distinta y sitúan el inicio y el final de la Cuenta Larga dos días después, es decir, para el 23 de diciembre.
Al acabar este ciclo, se iniciará otro de igual magnitud, pues los mayas históricos nunca previeron que alguno de sus ciclos o cuentas concluiría definitivamente en el del 2012.
¿Se producirá el 21-12-2012 una alineación de planetas?
No. Los astrónomos aseguran que no hay prevista una alineación de planetas ni en 2012 ni en las próximas décadas. Y si la hubiera, los efectos en la Tierra serían inapreciables, como ha ocurrido en otras ocasiones. En 1962, 1982 y 2000, por ejemplo, hubo alineaciones de planetas, según la NASA.
Por otro lado cada año, en diciembre, la Tierra y el Sol se alinean con el centro de la galaxia sin que se produzca consecuencia alguna.
¿Puede una gran tormenta solar provocar daños?
Sí, aunque no existe riesgo directo para la población. Para estudiar la actividad solar los astrónomos establecen ciclos, que tienen una duración de 11 años. Se prevé que el Sol alcanzará en 2013 la máxima actividad del ciclo actual. Las tormentas solares pueden alcanzar la Tierra y potencialmente tienen la capacidad para dañar los sistemas de telecomunicaciones, aunque históricamente apenas se han producido incidencias. En algunas ocasiones, como medida de prevención, se ha desviado la trayectoria de aviones que cubrían rutas polares ante la posibilidad de que se produjeran interferencias en los equipos y se produjera un accidente. Las agencias espaciales trabajan para intentar predecir con cierta antelación las llamaradas solares más potentes y tener tiempo para reaccionar y proteger los satélites.
Las tormentas solares sí pueden representar un peligro para los astronautas que están en la Estación Espacial Internacional (ISS). Por ello, evitan realizar paseos espaciales fuera de la plataforma en los momentos de máxima actividad solar.
¿Qué riesgo representa el planeta Nibiru?
Se cree que el nombre Nibiru procede de un Dios mencionado por los sumerios en escritos de Mesopotamia, pero los astrónomos afirman que no hay pruebas de que exista tal planeta o algún otro planeta errante que se dirija a la Tierra y que vaya a chocar con ella, como se ha especulado. El científico de la NASA David Morrison, director del Centro para el estudio de la vida en el Universo Carl Sagan, afirma que los libros del economista Zecharia Sitchin sobre el planeta Nibiru son "un engaño".
¿Puede un gran asteroide o cometa impactar contra la Tierra?
Sí. De hecho ya ha ocurrido en el pasado. Un gran asteroide acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años y puede volver a ocurrir, aunque estos eventos son muy raros. Las agencias espaciales monitorizan de manera permanente los objetos más peligrosos y calculan la distancia a la que están de la Tierra. Por eso, saben que no hay ningún asteroide o cometa que suponga un peligro en la actualidad.
Si un asteroide fuera a chocar contra nuestro planeta, ¿se podría hacer algo para evitarlo?
Las agencias espaciales estudian y ensayan en la actualidad cómo reaccionar ante un objeto que pueda suponer un peligro para la Tierra. Por ejemplo, la misión de la Agencia Espacial Europea 'Don Quijote', en la que participa la empresa española Elecnor Deimos, tiene el objetivo de desviar un asteroide identificado ante el peligro de una posible colisión con la Tierra.
¿Va a haber cambios en los polos magnéticos?
Los científicos afirman que no va a haber cambios en los polos magnéticos que afecten a la rotación de la Tierra. Los polos magnéticos sufren cambios cada millón de años, aproximadamente, y los científicos creen que no afectan a la Tierra. Nunca ha ocurrido un cambio brusco y afirman que no es posible que ocurra. Si hubiera algún cambio en la rotación de la Tierra se vería de manera inmediata en los sistemas de navegación.
¿Han aumentado los desastres naturales en 2012?
Las estadísticas históricas muestran que no ha habido un aumento en el número ni en la intensidad de las erupciones volcánicas o de los terremotos que sacuden la Tierra. Según David Morrison, de la NASA, sí han notado un incremento de los fenómenos meteorológicos extremos, como sequías o inundaciones que, según sostiene, son parcialmente atribuibles al cambio climático pero no tienen nada que ver con el fin del mundo.
¿Puede haber un gran terremoto el 21 de diciembre?
Sí, de la misma forma que puede ocurrir cualquier otro día. Los científicos no pueden prever cuándo va a haber un seísmo, aunque sí saben las zonas en las que pueden ocurrir y las intensidades aproximadas que pueden llegar a alcanzar. Hay áreas del planeta con una sismicidad muy alta que en el pasado han sufrido terremotos muy graves y en las que inevitablemente la tierra volverá a temblar. Pero no pueden averiguar cuándo será.
Lo único que se puede hacer es intentar evitar que causen muertos o heridos y limitar los daños materiales. Para ello hay que construir los edificios respetando las normas de sismicidad y entrenar a la población para reaccionar de manera adecuada ante un terremoto.
¿Es posible que los gobiernos estén ocultando que vaya a producirse un evento cósmico que amenace a la Tierra?
Los científicos consultados por este diario coinciden en afirmar que sería imposible ocultarlo, pues existen miles de astrónomos profesionales y cientos de miles de aficionados independientes en todo el mundo observando el cielo. Pertenecen a distintas universidades, agencias espaciales y países, por lo que no habría forma de esconder esta información. Por ejemplo, si un objeto celeste fuera a impactar contra la Tierra próximamente, sería tan brillante que podría verse incluso por las noches. Además, hace tiempo que habría sido divisado.
En estos vídeos, los científicos de la NASA David Morrison y Don Yeomans desmienten todos los rumores sobre el fin del mundo.
¿Hay otros eventos cósmicos que puedan acabar con nuestra civilización?
Sí, hay varias amenazas, aunque los astrónomos creen que pasarán miles de años hasta que representen un peligro. Por ejemplo, cuando el Sol agote su combustible explotará como gigante roja, achicharrando a la Tierra con su calor. Se calcula que ocurrirá dentro de 5.000 millones de años. En miles de años también podría producirse un choque entre galaxias. De hecho, algunos científicos ven más probable que se produzca una catástrofe causada por el hombre que debido a un evento cósmico.
21-12-2012... un día como otro cualquiera
El 21 de diciembre de 2012 será un día como otro cualquiera. Tras meses -e incluso años- de especulaciones sobre la supuesta profecía de los mayas que anunciaba que hoy se acabaría el mundo, llega por fin la temida fecha. Tanto los científicos como los descendientes de los mayas aseguran que no hay motivos para temer que hoy ocurrirá una catástrofe.
Los mayas han aclarado que sus antepasados nunca predijeron el fin del mundo o una catástrofe para el 21 de diciembre ni para ninguna otra fecha. De hecho, para ellos se trata de un día celebración, pues hoy culmina el periodo 13 Baktunes.
Los mayas antiguos poblaron el territorio que hoy ocupan México, Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice, y tuvieron diferentes calendarios y distintas formas de medir el tiempo. Una de ellas es la llamada Cuenta Larga. Si se hace una correlación con el calendario gregoriano, este periodo comenzó el 11 de agosto de 3114 a. C. y terminará el 21 de diciembre de 2012, aunque otros autores se basan en una correlación distinta y sitúan el inicio y el final de la Cuenta Larga dos días después, de modo que acabaría el 23 de diciembre. Es decir, acaba un ciclo que ha durado 5.125 años y se inicia otra era de igual magnitud, ya que los mayas históricos nunca previeron que alguno de sus ciclos o cuentas concluiría definitivamente en el del 2012. Cualquier otra interpretación, aseguran, no se corresponde con el legado maya.
Por otro lado, científicos de todo el mundo han aclarado que ese día no se producirá ningún fenómeno astronómico que ponga en peligro nuestra civilización. Pese a sus aclaraciones, miles de ciudadanos se han congregado en lugares considerados "seguros" para sobrevivir a la supuesta catástrofe y otros han decidido construir sus propios búnkeres a prueba de terremotos, tsunamis o inundaciones.
Pero la principal preocupación es que el pánico lleve a algunas personas a suicidarse. De hecho, la NASA ha recibido numerosas cartas de adolescentes angustiados que se están planteando quitarse la vida y se han realizado llamamientos al suicido colectivo a través de internet.Alarmados por las miles de consultas de ciudadanos preocupadospor la supuesta profecía maya y por los inquietantes datos de algunas encuestas, que aseguran que más del 10% de la población de países como EEUU, España o China creen que hoy podría acabarse el mundo, los científicos de todo el mundo se han volcado en las redes sociales para desmontar uno por uno todos los rumores, que tienen su caldo de cultivo perfecto en los foros de internet.
"Sería imposible ocultar información sobre un evento cósmico que resultase en catástrofe para la Tierra. Por suerte los telescopios que operan alrededor del mundo no pertenecen todos a un mismo consorcio de países, universidades o agencias, así que no habría forma de que la decisión que uno tome afectara al resto", afirma la astrofísica mexicana Cristina Romero Cañizales, investigadora del Observatorio de Tuorla, en la Universidad de Turku (Finlandia).
Los mayas y la astronomía
Romero destaca que "desde el punto de vista de la astronomía se sabe que los mayas eran grandes conocedores del cielo" pero "la información sacada de su contexto original tiene el potencial de convertirse en embuste, y eso es lo que creo que está ocurriendo ahora", señala. "Además hay que recordar que de los textos mayas no se conoce todo, pues muchos fueron destruidos en la conquista, y esto hace aún más difícil su interpretación", añade.
La astrofísica mexicana recuerda que los mayas fueron, en general, una civilización bastante culta, como puede apreciarse en sus vestigios. "Cuando uno visita el Museo Nacional de Antropología en la ciudad de México, es interesante comparar, por ejemplo, figurillas mayas y aztecas. Salta a la vista inmediatamente que mientras que las figurillas hechas por los aztecas los delatan como un pueblo guerrero, las de los mayas delatan su arte y cultura", afirma.
"El conocimiento que tenían de los cuerpos celestes (como el Sol, la Luna y Venus) lo demostraban, por ejemplo, en su arquitectura, en las proporciones y la orientación de sus templos. Observaron el movimiento de los cuerpos celestes, a ojo desnudo, por supuesto, y con gran paciencia durante años. Y así pudieron calcular cuando se producirían los eclipses, el tránsito de Venus sobre el disco del Sol, etc. Fueron además los 'inventores' (si se permite esa expresión) del cero. Pero no hay que olvidar que todos estos conocimientos iban inevitablemente ligados a sus creencias religiosas, que, obviamente, bajo nuestros ojos occidentales, pueden ser malinterpretadas", opina la científica.
Por otro lado, Romero lamenta que "incluso varios siglos después de que la astronomía se separó de la astrología, hay gente que sigue pensando en los astrónomos como astrólogos, con capacidad para predecir el futuro personal y demás".
Desmontando los rumores
Un sello de Guatemala. | Efe
Por su parte, David Morrison, director del Centro de Estudios de Vida en el Universo Carl Sagan, ha desmontado científicamente uno por uno todos los rumores sobre amenazas astronómicas. "En diciembre de 2012 no se producirá ninguna alineación planetaria y si la hubiera no habría consecuencias para la Tierra", asegura este científico de la NASA.
También niega que exista un planeta llamado Nibiru o cualquier otro que vaya a impactar sobre la Tierra y asegura que si cualquier objeto celeste se dirigiera a la Tierra "sería imposible ocultarlo". "Sería tan brillante que se podría ver de noche. Además hay cientos de miles de astrónomos en todo el mundo que lo avistarían", asegura. Morrison también desmiente que vaya a haber cambios en los polos magnéticos que afecten a la Tierra, tormenas solares que pongan en peligro a nuestro planeta o que se estén produciendo más terremotos o erupciones volcánicas de lo habitual.
Asimismo, el investigador desmiente otros rumores, como que los gobiernos estén preparando búnkeres para proteger a las élites: "Parece que algunos ciudadanos están construyendo sus propios refugios, pero sus temores son infundados y están malgastando su dinero", añade.
'La industria del miedo'
Numerosos científicos están denunciando los intereses económicos que se esconden detrás de estas predicciones apocalípticas. "Se está sembrando el miedo con el ánimo de lucrarse y aprovecharse de las personas que tienen menos conocimientos. Es una industria del miedo que mueve millones", denuncia desde Bogotá Jaime Fernando Gutiérrez Mejía, antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia. El investigador también se muestra crítico con las películas de Hollywood y las editoriales que han contribuido a difundir los temores sobre el fin del mundo.
"Lo más triste es que más de 500 años después de la llegada de los españoles, los pueblos indígenas siguen sufriendo el abuso y la discriminación", denafirma Gutiérrez.
Representación de un ritual maya en México. | Efe
Otros autores, como el astrónomo Philip Plait, recuerdan lo vulnerable que es la Tierra y los numerosos peligros que la acechan en el futuro. En su libro, 'La muerte llega desde el cielo. Así terminará el mundo...'(Editorial Robinbook), el investigador repasa los fenómenos que podrían destruir nuestro planeta: asteroides, cometas, supernovas, brotes de rayos gamma...: "El impacto de un asteroide acabó con los dinosaurios y quizás esté en camino otra roca con nuestro nombre grabado en ella. El simple impacto de un asteroide puede acabar sin el más mínimo esfuerzo con la mitad de la humanidad", sostiene Plait, que señala, no obstante, que "no todo está perdido, ya que si algunos fenómenos astronómicos pueden matarnos no es menos cierto que su estudio bien pudiera en realidad salvarnos".
Con ese objetivo, las agencias espaciales monitorizan de manera permanente todos los objetos cercanos a la Tierra que podrían suponer una amenaza para la Tierra para reaccionar a tiempo e intentar desviarlo.
Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional, considera que "mucho más certeros y perniciosos sobre las generaciones próximas y lejanas son los efectos derivados de las sorprendentes acciones de la propia humanidad sobre sí misma y sobre nuestro planeta:las guerras, la injusticia social y la agresión al medio ambiente". Para el astrónomo, "éstas son las auténticas catástrofes, ahí están los auténticos desafíos, los retos que debemos y podemos afrontar con urgencia, en este año 2012 y en los siguientes".
Los astrónomos recuerdan que en el pasado ha habido incontables profecías que anunciaban el fin del mundo. "Y aquí seguimos", afirma Don Yeomans, científico de la NASA, en un vídeo publicado en la web de la agencia espacial. Hoy viernes, aseguran, tampoco ocurrirá ningún cataclismo. Lo más probable es que próximamente los astrólogos, videntes y demás embaucadores que intentan asustar a la población pongan una nueva fecha para el fin de la civilización humana.
20/12/12
Fuego sagrado, copal y tambores para dar la bienvenida al nuevo ciclo maya
Todo está listo para el ritual del fuego sagrado. 'Inlakech Alaken', 'yo soy tú y tú eres yo', reza el mensaje de bienvenida que simboliza la sintonía de la persona con lo que todo le rodea. Con estas palabras, el sacerdote maya Tiburcio Kan May abrirá la ceremonia con la que dará gracias "a Hunab Hu, el creador, a los cuatro elementos y al corazón del cielo y de la tierra, por estos 5.125 años de luz". El fuego sagrado despedirá la era que se va y dará la bienvenida a la nueva que comenzará con los primeros rayos del sol del 21 de diciembre de 2012.
Kan May es un hombre de 53 años que se gana la vida como artesano, pero también intenta mantener vivas entre los jóvenes las costumbres de su pueblo. Él y otros 12 sacerdotes presidirán la ceremonia junto al fuego y la ceiba en el parque arqueológico de Xoclán, en Mérida, durante la noche más larga del año (en el hemisferio norte), unas 12 horas en las que cantarán, bailarán "y contaremos los cuentos de nuestros antepasados para que llegue ese cambio de conciencia y todos amen a la Madre Tierra", adelanta a ELMUNDO.es.
Este ritual será una de las muchas ceremonias llenas de copal, tambores, música o rezos que tendrán lugar en el sur de México y también en Guatemala, Honduras, Belice y El Salvador, la región donde hoy viven seis millones de descendientes de esta cultura prehispánica que, de repente, está en la mira del público mundial porque alguien quiso ver el fin del mundo en una fecha que para su calendario es sólo un cambio de ciclo.
"Lo catastrófico es lo que hoy en día ya está sucediendo disfrazado de guerras, de narcotráfico y muchas otras feas cosas", explica Víctor Paz, descendiente de este pueblo que trabaja como guía turístico en Puerto Morelos, a pocos kilómetros de Cancún.
"Todo se siente más como una energía. Yo vivo en la selva, conectado con la Madre Tierra y hoy me voy a reunir con mi familia, igual que se hace en fiestas como las navidades que nos vienen de fuera.Lo único que vamos a hacer es intentar estar en armonía. Entendemos que se va a producir una alineación planetaria, aunque yo no sé explicar más. Pero es una fecha muy importante, lo puedo sentir. Y si sólo es un buen motivo para sembrar una semilla de conciencia y empezar una era de paz, por supuesto que vamos a quemar mucho copal para que nuestros ancestros comulguen con nosotros y eso se cumpla", añade.
Tanto Paz como Kan May lamentan que haya tanta desinformación y que en muchas comunidades se conozcan más las falsas profecías del Apocalipsis que la historia real. "Les han inculcado lo que no es y a muchos no les importa su propia cultura", se entristece el sacerdote.
Salir de la invisibilidad
¿Qué ganarán los mayas de hoy con todo lo que se ha montado en torno a ellos? El Gobierno de Yucatán, por ejemplo, asegura que todos los actos de este año ayudarán a impulsar el interés por esta cultura e impulsarán un turismo ecológico y sostenible.
Nadie duda que una de las consecuencias será la llegada de dinero a una zona donde los hoteles ya están al 95% de su capacidad. Sin embargo, no todos coinciden con que eso conlleve mejorar para todos. Paz reconoce que a él sí le va a beneficiar, pero recuerda que, aunque ahora hay más conciencia ecológica, se ha hecho mucho daño al medioambiente con la mala explotación turística de muchos lugares y, a veces, no se respetan las tradiciones. "Hay gente que se burla de nuestras celebraciones y también muchos 'showman' que pretenden ser chamán y que engañan al turista que quiere acercarse a nosotros. Las dos cosas están mal. Debe haber respeto por ambos lados".
Una de las integrantes de la ONG Indignación, un colectivo que trabaja con comunidades indígenas en Yucatán, es más contundente. "Se está tratando todo como folclore y más que celebrar estamos en tiempos difíciles, nuestros derechos son vulnerados y no se ve intención para mejorar las cosas", afirma Silvia Chalé, de 32 años e involucrada desde hace décadas en la defensa del pueblo maya.
Chalé denuncia la extrema pobreza y la desnutrición que existe en muchas comunidades de la península de Yucatán, el "despojo de tierras", que sólo se enseñen lenguas mayas en algunas zonas, que no haya libre acceso a los centros ceremoniales -hoy ruinas arqueológicas en muchos casos Patrimonio de la Humanidad- o que no puedan elegir a sus propias autoridades. También lamenta la desunión que existe entre los que "aceptan migajas y quienes reclaman derechos".
"No hablo por todos los mayas, pero sí hablo como maya", añade Chalé. "Se acaba un ciclo que han hecho muy visible pero nosotros seguimos invisibles. La clase política no entiende que su tiempo se ha acabado y me gustaría que la gente que ha llegado aquí se marchara, no sólo con todo lo que se está vendiendo, sino que miren hacia los que estamos abajo". 'Inlakech Alaken'.
18/12/12
El calendario maya, la pasión por la hecatombe y el fin del sentido común
“Señora”. La señora no escucha. “Señora, disculpe”. Ahora la señora escucha y deja de mirar su cubo de agua sucia. María Bautista tiene los ojos saltones y viste de uniforme, con una camisa holgada que le cuelga hasta los muslos como a un muchacho rapero. Es una empleada de la limpieza del metro de la ciudad de México. El vagón aún no ha llegado. Estamos a 17 de diciembre. “¿Usted qué opina de lo del fin del mundo?”. La señora responde: “Pues mire, yo creo que ahoritita estamos aquí y al ratito quién sabe, eso depende del Señor”. La empleada de la limpieza, de pie con una fregona, no se cree la supuesta profecía apocalíptica de los mayas. “Ellos que digan lo que quieran”, dice en contra de la civilización que inventó el número cero, “pero el de arriba es el que lo sabe todo. Como dice el dicho, el árbol no se mueve si no es por la voluntad de Dios”. El metro ha llegado. María Bautista se queda fregando el andén.
Dos inscripciones iconográficas de los antiguos mayas han despertado de nuevo las ansias de los adoradores del cataclismo universal. Una se labró en el siglo VII en el Monumento 6 de Tortuguero, en el Estado mexicano de Tabasco. Y otra en La Corona, Guatemala. En las dos está señalado el 21 de diciembre de 2012 como un fin de ciclo que los apocalípticos ven como el día del Armagedón y los estudiosos de los glifos mayas como un simple cambio de época anunciado por un pueblo que jamás concibió la idea de un gran estropicio planetario. En el código maya ese día se cumple el decimotercer b’aktun —término que para ellos demarcaba periodos de 394 años— y se completa un círculo astronómico que comenzó en el 3114 antes de Cristo y que ahora se cierra para dar paso a otra era de su calendario.
Pero las explicaciones científicas no han calmado a los fatalistas, que se han animado a anunciar toda clase de catástrofes para el día 21. Un cometa se empotrará en la Tierra. No, la abrasará una tormenta solar. Será un extraordinario terremoto el que lo quiebre todo de una vez por todas. O una inversión de los polos magnéticos del planeta. Y si no, será un rayo sincronizador proveniente del centro de la galaxia el que nos convierta en polvo interestelar. La NASA ha recibido miles de mensajes de ciudadanos preocupados. Pese a que se trata de temores individuales, no de pánico colectivo, ha hecho una declaración negando todos los terroríficos supuestos de los intérpretes esotéricos. “El 21 de diciembre no será el fin del mundo como lo conocemos”, ha sentenciado la agencia espacial estadounidense. Es decir: esto no se acaba. El árbol no se mueve si no lo avisa la NASA.
“Los mayas no creían en el fin del mundo”, reflexiona el investigador Dirk van Tuerenhout, comisario de una muestra sobre las profecías mayasinaugurada recientemente en el Museo de Ciencias Naturales de Houston. “Esta idea viene del mundo occidental. Somos nosotros los que estamos obsesionados con la idea del apocalipsis”. El ensayista mexicano Ignacio Padilla, que ha publicado este año La industria del fin del mundo (Taurus), también considera que estos miedos son un producto de tradición occidental actualizado por neuras contemporáneas. “Nuestra cultura y nuestros días son tan sensibles al milenarismo que basta combinar un par de locos con la seudociencia para encender la llama apocalíptica”. Él cree que “la revolución cibernética” ha sido un acicate para la difusión de absurdos. Padilla afirma que Internet ha creado “una anemia crítica y un titubeo de los métodos de verificación histórica”, “un pandemonio óptimo para el florecimiento desordenado del miedo”. En su obra, afirma que la subcultura del fin del mundo es de raíz judeocristiana y se asienta sobre el Apocalipsis de Juan de Patmos, un texto antiguo que en su día fue calificado por el dramaturgo Bernard Shaw como “un curioso registro de las visiones de un drogadicto”.
Entre los continuadores modernos de las elucubraciones de Juan de Patmos está un mexicano-estadounidense llamado José Argüelles, que falleció en 2011. Fue la cabeza de una cosa autodenominada Movimiento Sincronario de las 13 Lunas. En un reportaje publicado por la revista mexicana Gatopardo se cuenta que Argüelles era un hijo del hippismo con un cociente intelectual de “genio” -convenientemente sazonado con ácido lisérgico en sus años mozos- y que definía su estilo como “maya galáctico”. Su libro El factor maya(1987), traducido a una docena de idiomas y leído en 90 países, ha sido una referencia en la interpretación deformada de las proyecciones astronómicas de la antigua civilización mesoamericana. Enrique Serna,columnista del diario mexicano El Universal, se remonta más atrás y señala que la “charlatanería” viene de las ideas de un gurú suizo llamado Erich von Däniken. “Él sostuvo que los mayas habían alcanzado una sorprendente sabiduría matemática y astronómica gracias a la influencia de los extraterrestres, una idea bastante racista en el fondo, pues demeritaba la capacidad intelectual de los viejos sacerdotes”.
Entre los continuadores modernos de las elucubraciones de Juan de Patmos está un mexicano-estadounidense llamado José Argüelles, que falleció en 2011. Fue la cabeza de una cosa autodenominada Movimiento Sincronario de las 13 Lunas. En un reportaje publicado por la revista mexicana Gatopardo se cuenta que Argüelles era un hijo del hippismo con un cociente intelectual de “genio” -convenientemente sazonado con ácido lisérgico en sus años mozos- y que definía su estilo como “maya galáctico”. Su libro El factor maya(1987), traducido a una docena de idiomas y leído en 90 países, ha sido una referencia en la interpretación deformada de las proyecciones astronómicas de la antigua civilización mesoamericana. Enrique Serna,columnista del diario mexicano El Universal, se remonta más atrás y señala que la “charlatanería” viene de las ideas de un gurú suizo llamado Erich von Däniken. “Él sostuvo que los mayas habían alcanzado una sorprendente sabiduría matemática y astronómica gracias a la influencia de los extraterrestres, una idea bastante racista en el fondo, pues demeritaba la capacidad intelectual de los viejos sacerdotes”.
En México, el acabose maya ha invitado al “turismo de la catástrofe”, en palabras del escritor Juan Villoro.Según los datos que se han conocido hasta ahora, el repunte de las visitas nacionales y extranjeras a la zona maya mexicana ha sido moderado. Los datos proporcionados a este diario por el Gobierno del sureño Estado de Yucatán, cuna de la civilización maya, indican que entre noviembre y diciembre llegarán a este lugar unos 250.000 turistas “con pernocta” y que desde enero hasta noviembre el tráfico de curiosos por las zonas arqueológicas de la zona ha sido un 9,3% mayor que en 2011. Pero el imán turístico maya es el vecino Estado de Quintana Roo, donde se encuentra Cancún. Basta telefonear a un hotel para que a uno le pongan los dientes largos con un paquete completo con “desayuno, comida, cena, bebidas alcohólicas nacionales e internacionales y snacks” y que luego se lleve el chasco de que no queden habitaciones libres para la madrugada del 22 de diciembre. La Asociación de Hoteles de Cancún ya se ha congratulado de un aumento de la ocupación del 9% con respecto al año pasado.
En cuanto al enfoque público de los fastos mayas, cabe mencionar que en el epicentro del fenómeno, Yucatán, las autoridades no han agitado el remolino catastrofista. En una entrevista en la Ciudad de México con este diario, el antropólogo yucateco Iván Franco, miembro del Instituto Nacional de Antropología e Historia, afirmó que el Gobierno de su región le ha dado “un contenido respetuoso” a la fecha del decimotercerb’aktun. Franco reconoce que las instituciones públicas han explicado correctamente que se trata solo del cambio de una era, y no de un final cósmico, aunque lamenta que, por lo general, la política cultural del Estado prima un enfoque de “exaltación de lo maya vinculado al turismo, más que a factores educativos como la enseñanza local de la lengua o como el autoconocimiento histórico”. Según sus observaciones, en este Estado de 1.900.000 habitantes en el que el 51% de la población es de etnia maya, los indígenas siguen siendo discriminados por su forma de vestir, por su aspecto “bajo, bronceado, de nariz un poco aguileña y de cara redonda”, y por su lengua nativa, que entremezclan como buenamente pueden con el español.
Iván Franco explica que los mayas han sufrido el empobrecimiento del campo por las reformas agrarias, que según su versión han pasado en muchos casos de una forma de propiedad comunitaria a otra privada, y que este factor, sumado a su crecimiento demográfico, los ha movido a la emigración a Estados Unidos o a los centros hoteleros de la Riviera Maya. Se calcula que en California hay unos 120.000 yucatecos, el 80% de origen maya, de acuerdo con datos de la delegada en Yucatán de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Diana Canto. En San Francisco incluso hay una calle llamada Mission Streetque recibe el apodo de Mayatown. Desde su cargo oficial, Diana Canto corrobora la realidad del empobrecimiento del pueblo maya, su degradación lingüística y su progresiva desconexión de sus raíces, mayor en zonas urbanas que en el campo, según matiza.
Los mayas del siglo XXI viven más pendientes de superar el día a día que del movimiento de los astros, y en ocasiones la ignorancia de sus raíces los puede llevar a escenas tragicómicas. Armando Escalante, antiguo reportero del Diario de Yucatán, cuenta por teléfono una anécdota reciente que le ocurrió a su hermana con una empleada doméstica de origen maya. La trabajadora, escamada por el continuo runrún en la radio y en la tele sobre las profecías del fin del mundo, le preguntó a su jefa: “Señora, ¿y esos mayas existen?”. El escritor Juan Villoro, que ha recorrido en 2012 diversas zonas arqueológicas mexicanas para realizar un documental de televisión, confirma igualmente el estado declinante de esta etnia. “Los mayas viven en una pobreza lamentable”, opina en una entrevista por correo electrónico. “Y además de vivir en la miseria, han perdido el contacto con la cultura de sus ancestros”. En un artículo previo publicado en el diario mexicano Reforma, Juan Villoro, de madre criolla yucateca, se burlaba de los miedos al fin del mundo y llevaba la cuestión del velo del espectáculo mediático al tuétano de la marginación social y cultural. “El auténtico desafío no es el fin de la Tierra sino de una cultura. Quienes aún hablan maya viven un apocalipsis cotidiano. Venerados como piezas de museo, carecen de presente. El apocalipsis no es lo que puede ocurrir, sino lo que debe terminar”.
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